viernes, 12 de octubre de 2012

CUANTO VALE UN HOMBRE?

EL HOMBRE ES UN CONQUISTADOR, TENGAMOS CUIDADO LAS FORMAS QUE USAMOS PARA LLEGAR A NUESTROS OBJETIVOS....

jueves, 11 de octubre de 2012

ENSEÑAMOS PARA LA VIDA.......


Comenzando una nueva jornada


   Cuando comenzamos nuestra jornada laboral, nos paramos frente a nuestra clase y lo que tenemos enfrente son personas que traen ese día una carga de tristeza, angustia, soledad, necesidades e inquietudes. ¿Cómo despertar en ellos el deseo y la necesidad de aprender? ¿Qué actitud debemos asumir para motivarlos?¿Qué medios a nuestro alcance debemos usar?
   En realidad la motivación esta dentro de ellos, lo que debemos hacer es generar actividades, brindar propuestas que los motiven.
   A modo de ejemplo:
  • Presentar un problema cotidiano, una situación con las que ellos comúnmente se encuentren vinculados con sus necesidades diarias o habituales.
  • Obviamente necesitamos conocer sus necesidades para hacer actividades interesantes y objetivas
  • Propiciar la participación ya que es necesario interactuar en un ambiente de libertad y respeto.
    Recuerda que nuestros estudiantes aprender para crecer. No es solo la adquisición de fríos conceptos sino la adquisición de herramientas que los ayuden a resolver los conflictos con los que se enfrenta.
  • Deseemos, busquemos, investiguemos la forma de que nuestros alumnos al irse de clases, hayan podido dejar gran parte de su carga en nosotros, y nosotros derramemos nuestro corazón delante de Dios.


Mis amados hermanos…en este tiempo en donde somos desafiados a creerle a Dios y cimentarnos en sus promesas, deseo regalarles una promesa para nosotros, los docentes que aun seguimos en esta lucha por amor a Dios y porque entendemos que “algo” podemos hacer. Te animo a no bajar tus brazos.
Así que, hermanos míos amados, estemos firmes y constantes,
creciendo en la obra del Señor siempre,
sabiendo que nuestro  trabajo en el Señor no es en vano.
1 Corintios 15:58
                                                                                      Dios los bendice.
      Nerina Bueno, profesora de educación primaria

martes, 9 de octubre de 2012

LOS NIÑOS DE JARDÍN Y LOS VALORES


“LO QUE ESTÁ  BIEN Y LO QUE ESTÁ MAL"
Conscientes de su existencia como "seres individuales", los niños de 3 y 4 años se enfrentan al desafío de convertirse en "seres sociales", aprendiendo valores y normas de conducta que tengan en cuenta la presencia del prójimo.
Los niños empiezan a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal desde muy  temprana edad. Ya desde bebés, el tono de voz del adulto les marca el camino de lo que provoca aprobación o desaprobación. Alrededor de los 5 años, la conciencia moral se hace presente, conformada por los "no" y los "si" de los padres, pero se trata de un proceso evolutivo.
Es importante tener en cuenta que tanto padres como docentes, deben comenzar a inculcarles valores como la verdad, el respeto o la lealtad   desde el primer día; más allá de que recién puedan asimilarlos cinco años después.
Hasta esa edad, los niños atraviesan una etapa de narcisismo puro en la que sólo tienen en cuenta sus necesidades y sentimientos. La aparición del otro como sujeto a ser considerado se da recién a los 4 o 5 años. Es entonces donde entra en juego el rol de los adultos como modelo a seguir. Predicar con el ejemplo es fundamental para que los niños copien e incorporen determinadas conductas que los acompañarán de por vida. El trato respetuoso hacia seres queridos, las pautas de buena educación, la honestidad son algunos de los valores que los niños incorporan casi naturalmente cuando ven que los adultos que lo rodean (padres - docentes) los ponen en práctica. La aplicación  de límites y pautas frente a comportamientos que los adultos consideran incorrectos, también contribuye al desarrollo de valores.
- Un recurso valioso para enseñarles acerca del bien y el mal son los cuentos y fábulas con moraleja.
El jardín, como espacio de socialización cumple un papel importante a la hora de inculcar valores. Es un ámbito en el que los niños interactúan con sus pares y aprenden un abanico muy amplio de actitudes y comportamientos: desde respetar turnos y cuidar sus pertenencias hasta honrar símbolos patrios y experimentar los primeros lazos de amistad.
En definitiva, se trata de un proceso que, una vez atravesado, reafirma a los niños en sus primeros pasos como personas que están aprendiendo a vivir en sociedad y que son conscientes de que existe otro tan importante y digno de ser respetado como ellos.

Érica de Llanes
Docente de nivel inicial